Un avance argentino podría aumentar millones de toneladas de trigo al año

Un avance argentino podría aumentar millones de toneladas de trigo al año

Investigadores del INTA identificaron segmentos genéticos que mejoran la fertilidad de la espiga y el rendimiento del trigo, con gran impacto potencial en la seguridad alimentaria global.

Un equipo de científicos del INTA Pergamino realizó un descubrimiento que podría transformar la producción mundial de trigo. Se trata de dos regiones genómicas que, al ser incorporadas en nuevas variedades del cereal, permiten aumentar significativamente la fertilidad de la espiga y el rendimiento final por planta.

Genética aplicada al futuro del agro

Los investigadores identificaron y validaron dos QTL (Quantitative Trait Loci): segmentos de ADN vinculados a características productivas complejas. Uno de ellos, el QFFE.perg-5A, permite incrementar en un 7% el número de granos por espiga y en un 5% el rendimiento total, sin depender de las condiciones climáticas. El otro, el QFEm.perg-3A, también mejora el rendimiento pero su efecto está influenciado por factores ambientales.

«Estos marcadores genéticos permiten seleccionar variedades más productivas de manera precisa, combinando genética y ecofisiología», explicó Fernanda González, líder del estudio. La aplicación práctica es clara: los programas de mejoramiento pueden usar estos QTL para desarrollar cultivares más eficientes.

Los resultados sorprendieron al revelar que solo el 24% de las variedades comerciales actuales contienen el alelo favorable del QFFE.perg-5A. Una excepción notable es la variedad argentina Baguette 19, que mostró una fertilidad destacada gracias a este componente genético.

Según Leonardo Vanzetti, coautor del trabajo, incorporar estos avances en los cultivos puede elevar considerablemente la producción de trigo, incluso en contextos adversos. Por su parte, Nicole Pretini, investigadora principal, destacó que este hallazgo “responde al desafío global de alimentar a una población creciente de forma sostenible”.

Con este descubrimiento, el trigo del futuro no solo será más productivo, sino también más resiliente. La investigación marca un hito en el uso de la ciencia para fortalecer la seguridad alimentaria, abriendo una nueva etapa para el desarrollo de cultivos más adaptados a las demandas del siglo XXI.

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