El Ag Barometer Austral marcó una baja del 15% interanual y un retroceso del 59% en planes de inversión en activos fijos.
El Ag Barometer Austral de julio-agosto, elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, registró una caída en la confianza de los productores agropecuarios. El índice pasó de 130 a 127 puntos respecto de mayo, lo que representa una baja del 1,5% en el bimestre y una merma del 15% en la comparación anual.
El dato más preocupante es el desplome en las expectativas de inversión en activos fijos. Ese indicador pasó de 112 en noviembre último a 66 en julio, con una caída del 59% en apenas ocho meses. Para los analistas, refleja un freno evidente en las decisiones de largo plazo.
La baja en la confianza se explica por el retroceso en las Condiciones Presentes, que descendieron de 94 a 89 puntos. En cambio, las Expectativas Futuras se mantuvieron estables en 153, lo que sugiere que los productores esperan una mejora hacia adelante, aunque mantienen cautela en el corto plazo.
Carlos Steiger, director del Ag Barometer Austral, explicó que el contexto electoral es un factor central en esta prudencia. “El productor entiende que no solo se juega la rentabilidad de la próxima campaña, sino también la dirección de la política económica de los próximos años. Por eso muchas decisiones se postergan”, sostuvo.
A pesar de la caída en el presente, la confianza de largo plazo sigue siendo positiva: 66% de los productores cree que estará mejor financieramente en 12 meses y 57% espera que el sector muestre mejoras hacia 2026. No obstante, dos de cada tres productores opinan que no es un buen momento para invertir en maquinaria, instalaciones o ganadería.
El reciente anuncio del Gobierno sobre la baja permanente de retenciones a granos y carnes generó un impacto favorable en las expectativas, aunque no fue suficiente para reactivar las inversiones. Un 76% de los productores mantiene stocks de soja y maíz sin vender; de ellos, un 30% conserva más de la mitad sin precio.
La mayoría planea utilizar esos granos para cubrir alquileres y financiar la próxima campaña. “Con tasas de interés reales muy altas y un crédito limitado, el productor privilegia financiarse con fondos propios”, indicó Steiger, quien destacó que el manejo de stocks se volvió clave para enfrentar la campaña 2025/26.
Otro dato que arrojó el relevamiento es que el 44% de los productores modificará su plan de siembra: aumentará el maíz temprano en detrimento de la soja. Además, solo un 25% adoptó tecnologías digitales; entre los que no lo hicieron, el 75% dijo que la principal barrera no es el costo, sino la falta de conocimiento sobre su valor agregado.
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