El Centro de Predicción Climática de EE.UU. estima que hay un 41% de probabilidad de que La Niña se instale en Sudamérica entre noviembre y enero. Las condiciones seguirán siendo neutrales durante el invierno.
Científicos estadounidenses del Climate Prediction Center/NCEP/NWS, dependiente de la NOAA, informaron que se mantienen las condiciones climáticas neutrales en el océano Pacífico, aunque advierten que hacia fin de año podría regresar el fenómeno de La Niña. El reporte fue emitido este mes y tiene implicancias clave para la agricultura de Sudamérica.
Durante el invierno austral, es decir, entre junio y agosto de 2025, se prevé que continúe el estado ENSO-Neutral, sin indicios claros de un evento de El Niño ni de La Niña. Esta situación favorece cierta estabilidad climática en gran parte del continente, según los modelos del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad (IRI).
En el océano Pacífico ecuatorial, las temperaturas de la superficie del mar se mantuvieron dentro de los valores normales, con variaciones muy leves que no indican alteraciones significativas. De hecho, los índices que miden la oscilación ENSO registraron valores entre -0.2°C y +0.1°C.
A nivel subsuperficial, también se observaron condiciones promedio, aunque persisten anomalías cálidas en las profundidades del Pacífico occidental. Esto podría influir en futuras fluctuaciones de temperatura y comportamiento atmosférico, especialmente de cara a la primavera y el verano.
Los expertos también destacaron que los vientos, tanto en altura como en superficie, se mantuvieron en los rangos habituales para la región. Sin embargo, la actividad convectiva —clave para la formación de lluvias— se mostró disminuida en el Pacífico central y aumentó en zonas del sudeste asiático, lo que marca una posible transición futura.
De acuerdo con el pronóstico, existe una probabilidad del 74% de que las condiciones neutrales continúen durante el invierno sudamericano. Pero los modelos comienzan a mostrar una mayor incertidumbre para el período comprendido entre noviembre y enero.
En ese tramo del año, hay un 41% de posibilidades de que se desarrolle La Niña, un 46% de que se mantenga el estado neutral, y solo un 13% de chances de que regrese El Niño. Aunque no es un pronóstico definitivo, es suficiente para encender las alertas en sectores como el agro, que dependen fuertemente de las condiciones climáticas.
¿Qué es La Niña y cómo afecta al campo argentino?
La Niña es un fenómeno climático que forma parte del ciclo ENSO (El Niño–Oscilación del Sur) y se caracteriza por el enfriamiento anómalo de las aguas del océano Pacífico ecuatorial central y oriental. Este cambio térmico altera la circulación atmosférica global, afectando las lluvias y temperaturas en distintas partes del mundo.
En Argentina, La Niña suele asociarse con menores precipitaciones, especialmente en las regiones pampeanas, el Litoral y el norte del país. Esto implica un alto riesgo de sequías durante la campaña agrícola de verano, lo que perjudica cultivos como soja, maíz y girasol.
También puede traer mayor amplitud térmica y heladas tardías o tempranas, generando impactos negativos sobre la producción ganadera y la planificación agronómica. Por eso, el monitoreo constante y la toma de decisiones anticipadas son claves para mitigar los efectos adversos que La Niña podría generar en el sector agropecuario.
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