La eliminación del cepo cambiario profundizó la crisis del sector tealero en Misiones. Productores advierten que los altos costos productivos, la elevada carga impositiva y la suba de tarifas eléctricas vuelven inviable la actividad. Hoy pierden entre 50 y 60 pesos por dólar exportado, y aseguran que necesitarían un tipo de cambio de $1450 para recuperar competitividad.

Frente a este escenario, la industria tomó la decisión de adelantar 45 días el final de la cosecha, que habitualmente se extiende hasta mayo. La caída de las ventas internacionales y el escaso consumo interno, que apenas absorbe el 5% de la producción, agravaron aún más el panorama. Además, se duplicaron los costos logísticos para trasladar la producción al puerto de Buenos Aires.

Según Enrique Urrutia, productor industrial de Oberá, si bien la actualización del dólar blend había generado un alivio temporal, el nuevo esquema cambiario que fluctúa entre $1000 y $1400 empeoró la ecuación. Hoy, los secaderos pagan a los productores alrededor de $75 por kilo de brote verde, cuando el precio debería rondar los $130 para cubrir costos.

Impacto en la cadena productiva

La falta de rentabilidad obligó a muchos productores a frenar inversiones en renovación de maquinaria y mejoras en los campos. “Parar la zafra antes significa dejar trabajadores sin empleo y frenar todo tipo de mejoras productivas”, advirtió Urrutia. La situación también afecta a la exportación, que principalmente abastece a Estados Unidos, Chile, Polonia, Alemania, Inglaterra y Perú.

El precio de exportación varía entre US$0,70 y US$1,70 por kilo, con envíos mayormente a granel. Desde el sector esperan que una eventual guerra comercial entre Estados Unidos y China impulse la demanda de té argentino, aunque reconocen que la competitividad sigue siendo limitada frente a grandes productores globales.

Cristian Klingbeil, especialista en manejo de teales, remarcó que a pesar de tener una de las cosechas más mecanizadas del mundo, los costos locales siguen siendo mucho más altos que los de otros países que incluso cosechan a mano. “Aun con alta tecnología, no logramos ser competitivos”, lamentó.

La situación crítica se agrava por factores climáticos adversos, como la sequía y las plagas, que provocaron una caída del 40% en la producción de brotes este año. Yonathan Klimiuk, exportador, comparó la crisis actual con la de los años 90 y advirtió sobre un daño económico severo que atraviesa a toda la cadena productiva.

Finalmente, los productores señalaron que la crisis del té se replica en otras economías regionales, como la yerba mate. Con el 70% del té negro argentino destinado a Estados Unidos y el resto a otros mercados, el sector enfrenta un futuro incierto si no mejora la competitividad.