El búfalo pisa fuerte en el Nordeste: una alternativa rentable, rústica y con gran proyección

El búfalo pisa fuerte en el Nordeste: una alternativa rentable, rústica y con gran proyección

La ganadería bufalina crece sin freno en Corrientes y otras provincias del NEA. Su adaptabilidad, bajo costo de producción y valor nutricional convierten a esta especie en una gran oportunidad para los veterinarios y productores de la región.

La cría de búfalos en Argentina experimenta un crecimiento sostenido, con Corrientes como la provincia líder en stock y desarrollo del sector. Según datos del INTA, la población bubalina pasó de apenas 4.000 animales en 1993 a más de 190.000 en 2024, con 1.440 establecimientos registrados. Solo Corrientes concentra el 45% del total nacional, seguida por Formosa (21%) y Chaco (15%).

Este avance tiene múltiples causas, pero una de las principales es la rústica capacidad de adaptación del búfalo. “Son animales que no requieren suplementación constante y pueden alimentarse de pasturas de menor calidad sin comprometer su desarrollo”, explicó Irina Martínez, investigadora del INTA Corrientes, en diálogo con Motivar. Su resistencia a enfermedades y bajo requerimiento de manejo los convierte en una opción económica y eficiente.

El búfalo encuentra su confort en ambientes anegadizos, con barro y vegetación acuática, lo que lo hace ideal para zonas donde el ganado bovino tiene dificultades. Además, permite un ciclo completo (cría, recría e invernada) y tiene potencial lechero. Esto lo posiciona como un animal de doble propósito, útil tanto para carne como para producción láctea, aumentando las opciones de ingreso para el productor.

En términos sanitarios, si bien el búfalo es más resistente que el bovino, no está exento de enfermedades, por lo que requiere un plan sanitario ajustado. Martínez remarcó la importancia de cumplir con las normativas del Senasa, como la vacunación contra fiebre aftosa, brucelosis y tuberculosis, especialmente en las zonas de frontera como el NEA, donde se aplica un esquema de vacunación semestral.

También es clave el control de enfermedades infecciosas y parasitarias. Aunque el cuero del búfalo adulto es más resistente a las garrapatas, el animal puede cumplir un rol estratégico: al introducirlo en potreros muy infectados, “actúa como una especie de aspiradora de garrapatas”, detalló Martínez. Pese a esto, el piojo sigue siendo un problema importante que requiere monitoreo y tratamiento masivo.

El mercado de productos bubalinos está en expansión. La carne de búfalo contiene menos colesterol y grasa intramuscular que la vacuna, y su leche posee más proteínas y calcio. Esto abre un nicho de alto valor agregado, especialmente en consumidores que priorizan lo nutricional. El desafío está en fortalecer la cadena comercial y en generar mayor conocimiento sobre sus ventajas.

Desde el INTA Corrientes se impulsa el desarrollo de esta actividad analizando el recurso forrajero y la capacidad de carga de los campos bajos. “Contamos con alrededor de un millón de hectáreas aptas para esta producción, lo que nos permitiría incorporar hasta 500.000 cabezas más”, explicó Martínez. Esto representa una revalorización de tierras que antes eran improductivas.

El crecimiento de Corrientes no es casual: en la última década, su stock bubalino creció un 72%, mientras que en Formosa se mantuvo estable y Chaco aumentó un 50%. La migración del búfalo hacia esta provincia tiene que ver con la oferta de ambientes propicios para su desarrollo.

En conclusión, la producción bubalina se presenta como una alternativa sustentable, rentable y estratégica para el Nordeste argentino. Para veterinarios, técnicos y productores, representa una nueva frontera productiva con ventajas sanitarias, económicas y ambientales que vale la pena explorar.

Fuente: Revista Motivar

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