Con un horizonte exportador y el impulso de menores retenciones, Corrientes proyecta sembrar 1.000 hectáreas de trigo panadero. Apuntan a abastecer molinos de Brasil y a futuro, instalar una planta harinera local.
El trigo gana protagonismo en Corrientes, impulsado por la demanda internacional, un esquema tributario más favorable y proyecciones que combinan exportación e industrialización local. Este año, la empresa Copra, una de las firmas agropecuarias con base en la provincia, ya puso en marcha la siembra de 1.000 hectáreas con destino exclusivo a Brasil.
Cristian Jetter, vicepresidente de la Asociación de Plantadores de Arroz de Corrientes y directivo de Copra, explicó que la campaña comenzó a principios de mayo y se extenderá hasta los primeros días de junio. “Estamos sembrando, aunque el domingo la lluvia interrumpió momentáneamente los trabajos. La idea es terminar antes del 5 de junio”, señaló en diálogo con el programa Punto de Referencia.
El destino del cereal está claro: molinos brasileños que requieren trigo de calidad panadera. “Uno de los molinos que nos compra recibe 300 camiones por día. La demanda en Brasil es enorme y sostenida, lo que genera un mercado interesante para nosotros”, destacó Jetter. La producción estimada ronda las 4.000 toneladas de trigo, lo que se traduce en aproximadamente 2.400 toneladas de harina.
Este volumen de producción es posible gracias a un contexto externo favorable, pero también a una decisión clave del Gobierno nacional: la continuidad de la baja de retenciones a las exportaciones agropecuarias. En el caso del trigo, la alícuota descendió del 12% al 9% y se mantendrá así al menos hasta marzo del año próximo.
Menos presión fiscal, más producción local
Para Jetter, esta medida tiene un impacto directo en la rentabilidad del productor. “Esa diferencia no es menor: puede representar el 40 o 50% de lo que queda limpio después de cosechar. Y lo mejor es que esa plata se queda en Corrientes. Se invierte en maquinaria, empleo, insumos… no se va a departamentos en Miami”, ironizó.
El dirigente señaló que, aunque el trigo todavía se cultiva principalmente como parte de rotaciones con arroz, maíz o soja, podría convertirse en un cultivo rentable por sí solo si las reglas se estabilizan. “Hoy no se expande más porque los márgenes siguen siendo ajustados. Pero si se eliminaran las retenciones o se mantuvieran reducidas, Corrientes podría sembrar mucho más, incluso cubrir su propio consumo”, sostuvo.

La visión de largo plazo es clara: avanzar hacia una mayor industrialización del trigo en la propia provincia. Para ello, Jetter planteó una meta concreta: alcanzar una superficie sembrada de 10.000 hectáreas, lo que permitiría instalar un molino harinero propio. “No es justo que tengamos que importar harina cuando podemos producirla. Con un poco más de escala, se puede cerrar el círculo productivo acá mismo”, expresó.
Respecto al contexto macroeconómico, el referente agropecuario remarcó la necesidad de unificar el tipo de cambio. “Nosotros queremos un solo dólar. Hay que dejar de especular y enfocarnos en producir más y mejor. La competitividad se construye desde la eficiencia, no desde la distorsión financiera”, opinó.
El trigo, históricamente relegado en Corrientes frente a cultivos como el arroz o el ganado, empieza a mostrar un potencial inesperado. Su vínculo con la industria, su proyección exportadora y su efecto multiplicador en las economías regionales lo colocan como una apuesta estratégica para diversificar la matriz productiva del NEA.
En ese sentido, Corrientes se encuentra ante una oportunidad histórica: consolidar un polo agroindustrial con agregado de valor local, exportaciones sostenidas y generación de empleo. La semilla ya está en el suelo. Ahora resta ver si las políticas y el clima acompañan.
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