La poda en árboles frutales resulta fundamental para equilibrar el crecimiento y la producción de frutas. Luis Acuña, ingeniero agrónomo, detalló que esta práctica anual no solo mejora la calidad de las frutas, sino que también facilita el control de plagas y enfermedades.
La poda es una práctica esencial para mantener el equilibrio entre el crecimiento y la producción de frutas. Luis Acuña, ingeniero agrónomo especialista en frutales, explicó que la poda anual es crucial para asegurar que los árboles no solo crezcan de manera controlada, sino que también produzcan frutas de calidad. Según el experto, al podar, se busca que los árboles den más frutas en lugar de hojas, ya que sin hojas no hay frutas, pero el exceso de hojas puede reducir la producción.
Acuña detalló que los árboles leñosos, como cítricos, duraznos, ciruelas, paltas y mangos, son aquellos que desarrollan un tronco sólido, y que, eventualmente, cuando se cortan, se convierten en leña. En cambio, los no leñosos, como la banana y el ananá, no forman un tronco, aunque también requieren de cortes para mantener su salud y producción. La poda no solo equilibra el crecimiento de ramas, hojas y flores, sino que también mejora la accesibilidad a las frutas, que de otro modo, estarían fuera del alcance.
El especialista destacó que, al no podar, los árboles pueden alcanzar alturas considerables, lo que dificulta la recolección y afecta negativamente la calidad de las frutas. “Una palta puede llegar a tener 10 metros de altura, y eso complica mucho la producción”, señaló Acuña. Además, explicó que cuando las raíces absorben nutrientes, estos deben recorrer un largo camino hasta las hojas, lo cual consume energía y reduce la eficiencia del árbol. Por lo tanto, la poda anual ayuda a optimizar este proceso.
Acuña también enfatizó que la poda facilita el control de plagas y enfermedades. “Una planta podada requiere menos productos para el control de las plagas”, afirmó. Además, permite la aplicación más eficiente de fertilizantes y tratamientos sanitarios, lo que se traduce en un ahorro de recursos y un mejor estado fitosanitario del árbol. En sus charlas, el ingeniero agrónomo ejemplificó esto comparando el gasto de champú en una cabeza con mucho cabello versus una con poco.
Antes de la poda
La poda es una práctica esencial en el cultivo de frutales, y su correcta aplicación garantiza un desarrollo óptimo de las plantas. Acuña, explicó las diferentes etapas de poda y las consideraciones a tener en cuenta para cada tipo de árbol. En primer lugar, destacó la importancia de la poda inicial en el vivero, donde se debe asegurar que la planta crezca con un solo tallo principal. Esta técnica es crucial para todos los frutales mencionados.
En el primer año de trasladar la planta al campo, se realiza la poda de formación. Acuña señaló que esta etapa es fundamental para garantizar una estructura adecuada en el árbol. “Si se difurca muy de abajo, hay que cortar. Si se va solo para arriba, también hay que cortar”, explicó Acuña. El objetivo es lograr que la planta tenga tres o cuatro ramas distribuidas de manera uniforme, similar al símbolo de la paz. Esto asegura una base sólida para la producción futura del frutal.
El ingeniero también mencionó que la poda de formación es aplicable a diversos frutales, incluidos cítricos, duraznos, ciruelas, paltas y mangos. Sin embargo, hizo una excepción con la uva y el maracuyá, que requieren un crecimiento más libre y el uso de estructuras como espalderas. “En el caso de la uva, hay que dejar que crezca hasta poder abrir en dos y hacer dos pisos”, destacó.
Se recomienda utilizar herramientas adecuadas, como las tijeras de poda, en ningún caso, salvo con la banana, se debe utilizar el machete.
En cuanto a la época de poda, sugirió realizar la poda en los meses sin “R” en su nombre: mayo, junio, julio y agosto, con una preferencia por julio, cuando el riesgo de heladas es menor. Acuña recomendó tener en cuenta las condiciones climáticas locales. “Si podamos muy temprano y luego hay heladas, los brotes nuevos pueden verse afectados”, advirtió. Acuña también mencionó que algunos productores consideran la fase lunar al momento de podar, aunque reconoció que esta práctica carece de respaldo científico sólido. “Esta semana estamos en cuarto menguante y en julio, sería un buen momento para podar”, comentó, aunque enfatizó que lo más importante es seguir las recomendaciones basadas en el clima.
También mencionó que el crecimiento de los brotes después de la poda no es inmediato, lo que ofrece un margen de seguridad antes de la llegada del frío intenso. “La planta no empieza a brotar inmediatamente, se demora unos 15 a 20 días”, indicó, lo que permite evitar daños por heladas tardías si se planifica bien la poda.
El ingeniero destacó la importancia de implementar medidas preventivas durante la poda para proteger las plantas de enfermedades y optimizar la producción. Según Acuña, es esencial utilizar una pintura al látex mezclada con oxicloruro de cobre en los cortes realizados, con el objetivo de evitar la entrada de patógenos y la infestación de insectos. Esta técnica es especialmente útil en plantaciones grandes, donde la aplicación del fungicida se realiza mediante pulverización para cubrir eficientemente las heridas de las plantas.
Acuña enfatizó la necesidad de desinfectar las herramientas de poda, especialmente las tijeras, entre cada planta para prevenir la transmisión de enfermedades. Propuso el uso de un aerosol con alcohol al 70% como medida sencilla pero efectiva. “Podés llevar la misma enfermedad a la otra planta que está sana”, explicó. Además, recomendó evitar el uso de machetes en plantas leñosas, sugiriendo el uso de tijeras bien afiladas y desinfectadas para asegurar cortes limpios.
En cuanto a la poda durante la temporada de cosecha, Acuña indicó que esta práctica depende de la carga de la planta. Si existe un exceso de fruta, es posible podar mientras se cosecha para gestionar la energía de la planta hacia futuras producciones. “Con una planta te supera, digamos, en la producción. Entonces podría podar aún con frutas”, señaló. Además, en casos de baja producción, recomendó podar temprano para estimular el brote y acumulación de reservas, garantizando así una producción vigorosa en primavera.
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