El productor chaqueño Ernesto Iván advirtió que la situación del campo en zonas marginales es crítica por la sequía, la falta de crédito y la presión impositiva. Tras un año de fuertes pérdidas en el algodón, la apuesta se concentra en el girasol, que podría alcanzar una siembra récord.
La última campaña algodonera en el norte del país dejó más frustraciones que resultados. La sequía golpeó con fuerza y muchos productores no lograron siquiera cosechar. Ernesto Iván, agricultor radicado en La Tigra, Chaco, lo resumió con crudeza: “Esta fue la primera vez que sembré y no coseché. No se justificaba ni pasar la máquina. Muchos estamos quemando los últimos cartuchos”.
El panorama para el algodón es desalentador por sus altos costos de producción y por las pérdidas sufridas en la campaña pasada. En contraste, el girasol aparece como alternativa. Con una siembra que comenzó en julio y se extenderá hasta fin de año, se espera un área récord en el Chaco. “Con 1.000 o 1.200 kilos se cubriría el rinde de indiferencia. Los precios son alentadores, aunque el mercado no siempre es transparente”, explicó Iván.
Más allá del clima, las dificultades financieras agobian al sector. El productor advirtió que los créditos son inaccesibles para la mayoría de los pequeños y medianos agricultores, que terminan atrapados en una “espiral de deudas sin salida”. Esto afecta no solo a las familias productoras, sino también a contratistas y trabajadores rurales que dependen de la actividad.
En el plano político, Iván consideró insuficiente la rebaja de retenciones anunciada por el presidente Javier Milei en la exposición rural de Palermo. “Fue una medida más política que efectiva. La promesa de campaña de eliminarlas aún no se cumplió. Con el 33% en la soja estábamos en una situación muy crítica”, afirmó.
El agricultor cuestionó además la falta de acompañamiento oficial: “La ayuda debería llegar desde el gobierno nacional, pero no lo veo interesado en lo que pasa en el interior, menos en zonas marginales como esta cuya situación es muy complicada”.
Según Iván, el malestar del sector va en aumento pese al acercamiento del Gobierno con la Mesa de Enlace. “Milei se mostró amable, pero el reclamo del productor crece y se está perdiendo la paciencia”, advirtió.
Así, el girasol se perfila como la gran apuesta de la campaña en el norte, mientras el algodón retrocede en un territorio que históricamente lo tuvo como símbolo productivo. Pero los productores chaqueños, como Ernesto Iván, insisten: sin crédito accesible, alivio impositivo y políticas de apoyo concretas, la resiliencia del campo en zonas marginales tiene un límite.
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