El sector citrícola atraviesa un momento de preocupación tras los recientes rechazos de envíos de naranjas a países de la Unión Europea (UE) por la presunta aparición de la enfermedad fúngica conocida como “mancha negra”. Según los productores, algunas empresas debieron destruir la carga, reexportarla o retornarla sin evidencias de la enfermedad, generando alertas sobre posibles barreras paraarancelarias.
La mancha negra, científicamente denominada Phyllosticta citricarpa, es un hongo superficial que no compromete la calidad de la fruta para consumo, pero la UE lo considera plaga cuarentenaria. Aparece en cítricos como naranjas y limones, y ha motivado controles más estrictos en puertos de España, Portugal e Italia. José Carbonell, presidente de Federcitrus, explicó que “es una fungosis de muy poca cuantía, no afecta la fruta ni a la planta. El mismo problema lo tiene Sudáfrica. España lo usa como elemento regulador de la oferta de limones de la Unión Europea en contraestación”.
Además, Carbonell remarcó que la mancha negra se encuentra dentro de los protocolos fitosanitarios junto con la cancrosis, causada por Xanthomonas citri pv. citri, enfermedad que afecta a los cítricos en climas cálidos y húmedos. “En el caso de la cancrosis, tiene condiciones de afectación que exigen un enorme esfuerzo fitosanitario. La hemos reducido y contenido primero; no es detectable a la salida de la fruta en empaque. Es más chica que una cabeza de alfiler”, precisó.
IMPACTO EN LA PRODUCCIÓN Y EL COMERCIO
Los rechazos han afectado particularmente al NOA (Tucumán, Salta, Jujuy), primera región exportadora de cítricos, donde se han registrado detecciones en limón. Roberto Varela, gerente del NEA en la Cámara de Exportadores de Citrus del Nordeste Argentino (Cecnea), indicó que “en España, en particular, están muy sensibilizados por este problema, pero proveniente de Sudáfrica. Si detectan algo directamente no te lo dejan entrar: destruyen la carga”.
En otros países europeos, como Inglaterra, Bélgica y Países Bajos, las restricciones son menos estrictas, dado que la mancha negra no afecta el consumo ni la salud humana. Sin embargo, los exportadores deben cumplir con regulaciones fitosanitarias estrictas. “Si se nos escapa algo es imposible detectarlo antes, y las partes vegetales no se envían. España sostiene que, de todas maneras, el riesgo es alto en sus condiciones y que podría contagiarlo igual”, señaló Varela.
El desarrollo de la enfermedad depende de factores como el estadio de crecimiento del fruto, la variedad y el momento de la temporada. Los productores aplican tratamientos a campo que no garantizan una cobertura total, por lo que la aparición de la mancha durante el transporte puede generar rechazos inesperados. “Puede pasar que lo mandaste sin ningún tipo de marca de nada y cuando llega allá el efecto que produce sobre la piel no las viste, pero que se desarrollaron durante el viaje”, comentó un especialista del sector.
FACTORES AGRONÓMICOS Y MEDIDAS DE CONTROL
Entre los factores que favorecen la aparición de la mancha negra, se destaca la humedad relativa en los cultivos. La implementación de cortinas de árboles en las quintas, para disminuir el movimiento del viento, ha potenciado la humedad y, con ello, la probabilidad de desarrollo de hongos. “La humedad es central en la aparición de enfermedades fúngicas. Al estar protegido del viento, aumentan los niveles de humedad y eso puede influir positivamente en la aparición”, afirmó Carbonell.
Los protocolos de inspección del Senasa y de las autoridades europeas buscan minimizar el ingreso de la plaga, aunque algunos casos pueden pasar desapercibidos. Carbonell explicó que “ellos solo dicen: te lo encontramos, pero no tienen la obligación de mostrarte. Nosotros no estamos negando que tengamos el problema, ellos lo saben, tenemos los protocolos de inspección y algo se puede escapar”.
Según la normativa europea, la UE no distingue entre naranjas, mandarinas o limones, sino que considera los cítricos de manera general. Esto implica que si en las primeras cargas se detecta la enfermedad, la sensibilidad hacia el mercado argentino aumenta, generando un riesgo comercial significativo. “Si encuentran algo automáticamente se arma un problema de proporciones”, advirtió Varela.
Las inspecciones, controles y rechazos han encarecido y complicado la logística exportadora, generando tensiones entre productores y autoridades europeas. La incidencia de la mancha negra, aun siendo mínima, condiciona la competitividad de la naranja argentina frente a otros países proveedores de cítricos.
El sector advierte que la situación constituye una barrera paraarancelaria que afecta la planificación de exportaciones y la estabilidad de los ingresos. Según Federcitrus, el cumplimiento estricto de los protocolos fitosanitarios es clave, pero no suficiente para garantizar la entrada sin problemas a mercados sensibles.
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