¡Que caro es producir en Argentina! El campo sufre con precios más altos que en Brasil, Uruguay y EE.UU.

¡Que caro es producir en Argentina! El campo sufre con precios más altos que en Brasil, Uruguay y EE.UU.

Un informe del Ieral revela que Argentina enfrenta valores más altos en dólares que sus competidores, con presión fiscal y brechas que comprometen su eficiencia.

La competitividad del agro argentino vuelve a quedar bajo la lupa. Un informe reciente del Ieral-Fundación Mediterránea revela que, en promedio, la Argentina es más cara en dólares que Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos en 13 insumos estratégicos para la producción agropecuaria. Las mayores diferencias se registran en maquinaria agrícola y transporte de cargas, dos pilares clave de la actividad rural.

El estudio, realizado por los economistas Franco Artusso y Tobías Lucero, destaca que si bien en algunos rubros las diferencias no son tan marcadas, hay una tendencia clara: Argentina es más cara en el 85% de los productos comparados con Brasil, en el 77% respecto a Uruguay, el 69% frente a Paraguay y el 62% respecto a EE.UU.

Uno de los ejes más sensibles del trabajo es la carga impositiva local. A los precios base de los insumos se les suma una “trama de impuestos provinciales y tasas municipales” que otros países no aplican. Eso genera lo que los autores denominan “pago de impuesto sobre impuesto”, un mecanismo que encarece artificialmente los productos a medida que recorren la cadena de valor.

Pero el problema de fondo, advierten, no está solamente en los costos. Los ingresos del productor argentino están condicionados por retenciones que, en los países comparados, no existen. “Ese recorte directo sobre el precio recibido impacta negativamente en la competitividad”, explican. Y recuerdan que a fin de junio finaliza la rebaja temporal de retenciones que rige desde enero.

Los precios más altos se registran en transporte de granos por camión —un 23% más que el promedio regional— y en maquinaria agrícola, especialmente tractores, donde la brecha llega al 27%. En cosechadoras, la diferencia ronda el 10%. Este sobrecosto encarece las labores y condiciona las decisiones de inversión del productor.

En fertilizantes también se observan diferencias. Por ejemplo, el fosfato diamónico (DAP) cuesta en la Argentina unos US$870 por tonelada, el valor más alto de los cinco países analizados, con excepción de Paraguay. El superfosfato triple y el sulfato de amonio se pagan US$450, precios competitivos solo frente a EE.UU.

Entre los agroquímicos, el herbicida 2,4 D se paga US$6 por litro, el mismo valor que en Paraguay, y solo más barato que en EE.UU. El glifosato (54%) vale US$5,4, apenas por debajo de Brasil. En fungicidas como el Pyraclostrobin-Poxiconazol, el litro cuesta US$23 en el mercado local, más caro que en Brasil y Paraguay.

Desventajas comparativas y foco en lo microeconómico

El relevamiento alerta sobre un patrón preocupante: los insumos estratégicos son sistemáticamente más caros en la Argentina. De los 13 productos evaluados —entre ellos combustible, fertilizantes, agroquímicos y maquinaria—, el país presenta desventajas de precios en la mayoría de los casos.

La tonelada de flete granario, por ejemplo, cuesta en la Argentina US$35,7, una cifra sensiblemente superior a la del resto de los países relevados. En maquinaria, las brechas no se explican solamente por aranceles o precios de importación, sino también por la estructura impositiva interna y los costos logísticos.

El estudio remarca que, tras los avances en materia de estabilización macroeconómica y cambiaria, los desafíos de mediano plazo están ahora en el plano microeconómico. “Hay que mejorar el funcionamiento de los mercados y reducir las distorsiones generadas por regulaciones, impuestos y regímenes laborales centralizados”, sostienen.

También hacen hincapié en la necesidad de sustituir impuestos como Ingresos Brutos o tasas municipales por tributos más neutrales como el IVA. “Esto ayudaría a acortar brechas con países más eficientes en su diseño fiscal”, remarcan los autores.

Limitaciones técnicas y llamado a reformas estructurales

Los economistas del Ieral aclaran que hay limitaciones en el análisis comparativo. Por ejemplo, que un fertilizante cueste lo mismo en dos países no implica que fertilizar cueste igual, ya que inciden variables como clima y composición de suelos, que alteran las dosis efectivas.

A pesar de esas salvedades, insisten en que la Argentina enfrenta un problema estructural. “La organización burocrática e intervencionista actual no arrojó buenos resultados en términos de crecimiento”, indican. Por eso, llaman a rediseñar reglas para mejorar la competitividad sin depender de shocks externos.

El 30 de junio es una fecha clave: si no se prorroga la rebaja temporal de retenciones, el golpe sobre los ingresos de los productores será mayor, justo cuando los costos en dólares siguen sin ceder. La presión fiscal y las distorsiones internas podrían convertirse en un freno a la producción.

En un contexto global exigente, donde los márgenes de rentabilidad se achican y la eficiencia es determinante, los sobrecostos argentinos se vuelven un lastre. Sin reformas, el país corre el riesgo de quedar relegado en la competencia internacional por los mercados agroindustriales.

El informe funciona como un llamado de atención para el Estado: más allá de estabilizar las variables macro, urge corregir los desequilibrios microeconómicos que hacen menos viable producir en Argentina que en sus principales competidores.

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