Mientras Argentina reduce sus campañas de vacunación, Uruguay reafirma su política de prevención y advierte sobre los riesgos de modificar el estatus sanitario. Su estrategia le permite exportar carne premium sin abandonar la inmunización.
La decisión de Argentina de reducir de dos a una las campañas anuales de vacunación contra la fiebre aftosa reavivó el debate sanitario en la región. En este contexto, Uruguay defendió su modelo de “país libre con vacunación” y descartó modificar su esquema de control, al considerar que los riesgos superan cualquier beneficio comercial.
El presidente de la Asociación Rural del Uruguay (ARU), Rafael Ferber, fue categórico: “No hay nada para ganar cambiando de estatus”. El dirigente recordó que, incluso con vacunación, el país vecino logró acceder a mercados exigentes como Japón, lo que demuestra que la inmunización no es una barrera para el comercio de alto valor.
Con más de 24 años sin brotes, Uruguay sostiene dos campañas anuales que cubren el 100% del rodeo. Ferber destacó que la vacunación es “un seguro barato” frente a una amenaza que, aunque controlada, nunca desaparece del todo. “Es mucho más efectivo y más económico vacunar que afrontar un brote sin inmunización”, aseguró.
Ferber participará del 4º Congreso Federal Ganadero que se realizará el 13 de noviembre en Rosario, donde expondrá sobre estrategias sanitarias y control regional de la enfermedad. Allí insistirá en que el estatus de libre sin vacunación “no es mejor, sino más riesgoso”, ya que una eventual necesidad de volver a vacunar generaría desconfianza internacional y altos costos económicos.
El dirigente también subrayó un punto clave: “Cuando cambias de estatus, el anterior lo abandonaste. Si volvés a vacunar, el mundo te pide que justifiques por qué y eso genera desconfianza”. En ese sentido, recordó que “del estatus libre sin vacunación se sale de la peor manera y de la manera más cara”.
El espejo uruguayo contrasta con la estrategia argentina, que busca dar un paso hacia la modernización sanitaria. Sin embargo, especialistas locales advierten que reducir campañas podría afectar la cobertura inmunológica, sobre todo en regiones fronterizas. “No hay que confundir estabilidad con ausencia de riesgo”, remarcaron técnicos del INTA y del SENASA.
Brasil y Paraguay, en tanto, avanzan con ritmos distintos: el primero ya declaró zonas libres sin vacunación en algunos estados del sur, mientras que el segundo mantiene dos campañas anuales. Ambos coinciden en que la confianza de los mercados depende más del control epidemiológico que del estatus formal.
En definitiva, el debate regional sobre la aftosa vuelve a dividir posiciones. Uruguay opta por la prudencia y la estabilidad, mientras Argentina ensaya un cambio gradual. Como resumió Ferber, “preferimos seguir como estamos: vacunando, exportando y manteniendo la confianza del mundo en nuestra carne”.
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