Un congreso en Cipolletti, Río Negro, reunirá a investigadores, técnicos y referentes para debatir estrategias que prolongan la vida útil de frutas y hortalizas, reducen pérdidas y abren nuevas oportunidades comerciales.
Si bien no es posible mejorar la calidad de un fruto una vez cosechado, sí se pueden aplicar prácticas y tecnologías que prolonguen su vida útil y reduzcan las pérdidas, que en algunos casos alcanzan hasta el 40 %.
El novedoso tema será uno de los ejes centrales del V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha, que se realizará del 21 al 24 de octubre en Cipolletti, Río Negro.
El encuentro se llevará a cabo bajo el lema “Hacia una poscosecha sostenible: integrando ciencia, tecnología y ambiente”, y reunirá a científicos, técnicos, estudiantes y referentes productivos para intercambiar conocimientos sobre conservación, innovación tecnológica y sustentabilidad en frutas, hortalizas, flores de corte y plantas nativas.

En el Alto Valle se concentran entre el 80 y el 90 % de las peras y manzanas del país. (Foto: istockphoto).
Del 21 al 24 de octubre, el Alto Valle será sede del encuentro nacional
“En un contexto donde la eficiencia y la calidad son exigencias ineludibles, anticipar el comportamiento de la fruta durante la conservación y prever la evolución de la calidad resulta clave para tomar decisiones más acertadas y eficientes”, explicó Gabriela Calvo, especialista del INTA Alto Valle.
La región del Alto Valle produce entre el 80 % y el 90 % de las peras y manzanas del país, posicionando a la Argentina como el cuarto productor mundial de peras y el principal del hemisferio sur. Las tecnologías de conservación y manejo poscosecha son estratégicas para sostener esta actividad y mantener la competitividad en los mercados internacionales.
Desde el área de poscosecha del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se trabaja en la determinación de índices de cosecha por especie y variedad, en la evaluación de tecnologías de conservación y en la coordinación del Programa Regional de Madurez (PRM), vigente desde 1993. “El PRM adecua las fechas de inicio de cosecha a cada temporada y se consolidó como una herramienta técnica clave para la fruticultura de la Norpatagonia”, señaló Adrián Colodner, de INTA Alto Valle.
El cambio climático plantea nuevos escenarios: frutos más sensibles a fisiopatías y la aparición de nuevas enfermedades. A esto se suma la reducción de productos químicos disponibles para el control poscosecha, lo que impulsa la búsqueda de alternativas sostenibles. La sensorización, la inteligencia artificial aplicada a la predicción de calidad y el envasado inteligente aparecen como herramientas clave para enfrentar estos desafíos.
El programa científico del congreso contará con la participación de referentes internacionales como Bárbara Blanco-Ulate (EE. UU.), Francisco J. Corpas y José Manuel Palma (España), entre otros, junto a reconocidos especialistas nacionales. Las conferencias plenarias, mesas redondas, sesiones de pósters y presentaciones orales abordarán temáticas como fisiología y biotecnología poscosecha, enfermedades, calidad nutricional y uso eficiente de insumos.
Además, la última jornada incluirá una gira técnica por establecimientos productivos y empaques del Alto Valle, que permitirá a los asistentes conocer experiencias concretas de aplicación tecnológica en una de las principales zonas frutícolas del país.
fuente;TN

















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