Un estudiante avanza en una investigación con biotecnología para mejorar el cultivo de una legumbre clave para la agricultura familiar en el NEA. Se trata de una alternativa productiva con potencial económico y ambiental para pequeños productores.
Una investigación académica podría representar un punto de inflexión para la agricultura familiar del nordeste argentino. Un estudiante de la Facultad de Ciencias Agrarias desarrolla un estudio sobre el uso de biopolímeros y un hongo benéfico, Trichoderma virens, para combatir enfermedades que afectan la germinación de una legumbre de alto valor nutricional y productivo.
La propuesta científica apunta a resolver un problema común entre pequeños productores: los hongos patógenos del suelo que disminuyen el rendimiento de cultivos tradicionales. A través del uso de herramientas biotecnológicas, el ensayo busca estimular el crecimiento saludable de las plantas desde su etapa inicial.
El cultivo en estudio es una legumbre tradicionalmente subutilizada en la región, a pesar de su valor nutricional, su adaptación al clima local y su potencial comercial. La aplicación de esta tecnología permitiría su revalorización como alternativa rentable en sistemas de agricultura familiar.
El Trichoderma virens es un hongo benéfico que actúa como biocontrolador natural. Al asociarse con las raíces, protege a las plantas de otros hongos patógenos y estimula el desarrollo vegetativo. Combinado con biopolímeros, podría mejorar la disponibilidad de nutrientes y crear una barrera protectora en la semilla.
La investigación se encuentra en etapa de experimentación, con ensayos en laboratorio y condiciones controladas. Sin embargo, los primeros resultados son alentadores: se registraron tasas de germinación superiores y menor incidencia de enfermedades radiculares.
El objetivo a largo plazo es transferir esta tecnología a productores del NEA que buscan diversificar su producción sin necesidad de grandes inversiones ni dependencia de insumos químicos externos.

Potencial para una nueva matriz productiva regional
El desarrollo de cultivos alternativos adaptados al suelo y clima del nordeste aparece como una estrategia clave frente al cambio climático y la concentración de la producción en pocas especies. En ese sentido, esta legumbre se posiciona como una opción de bajo impacto ambiental y alto impacto social.
En regiones del Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones, pequeños y medianos productores enfrentan limitaciones estructurales para acceder a tecnologías complejas o paquetes agrícolas tradicionales. La incorporación de prácticas biotecnológicas simples y accesibles podría marcar una diferencia.
Además de mejorar la salud del cultivo, los beneficios ecológicos del Trichoderma virens incluyen la reducción del uso de fungicidas sintéticos, la mejora de la estructura del suelo y la promoción de una microbiota beneficiosa.
Desde la universidad destacaron la importancia de vincular ciencia y territorio. “La investigación no solo busca resultados académicos, sino una aplicación directa en el campo, con impacto real en la vida de las familias productoras”, indicaron desde el equipo docente.
Con el respaldo institucional y la posibilidad de escalar la experiencia a través de cooperativas y programas estatales, este tipo de desarrollos podrían integrarse a políticas de desarrollo rural sostenible.
El NEA tiene condiciones edafoclimáticas únicas que podrían convertirlo en una zona estratégica para el desarrollo de legumbres. Potenciar estos cultivos con base científica es una apuesta por una agricultura más diversa, resiliente y localmente arraigada.
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