El 38% de las exportaciones agroindustriales de la Argentina hacia Estados Unidos podrían perder competitividad debido al nuevo arancel universal del 10% que implementó ese país. Así lo señaló Maximiliano Moreno, director de la Fundación INAI, durante un evento organizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

Según Moreno, hasta antes del arancel, la Argentina mantenía ventajas frente a países como Sudáfrica o los miembros de la Unión Europea. Ahora, esa ventaja desaparece, mientras que México y Canadá siguen exportando sin tributos gracias al acuerdo T-MEC.

“El cambio nos coloca en una situación desventajosa frente a nuestros principales competidores y también frente a los productores estadounidenses, que reciben subsidios y ahora suman mayor protección”, advirtió el especialista.

La búsqueda de acuerdos y nuevas oportunidades

Frente al nuevo escenario, el Gobierno argentino inició gestiones para avanzar en un acuerdo bilateral con Estados Unidos. De concretarse, incluiría las 50 principales posiciones arancelarias que hoy se exportan, cubriendo el 91% de las ventas totales al país del norte.

De esas 50 posiciones, 26 corresponden a productos agroindustriales, que representan el 83% del total del sector. Entre ellos se destacan frutas, carnes, aceites, alimentos preparados y bebidas, muchos originarios de economías regionales.

“Estados Unidos es un mercado atractivo por su alto valor por tonelada. Sin embargo, solo representamos el 0,8% de sus importaciones agroindustriales”, detalló Moreno.

Aunque actualmente el Mercosur impide acuerdos bilaterales, la Argentina se sumó a los países que promueven una reforma del bloque. Moreno explicó que recientemente se amplió la cantidad de posiciones arancelarias que pueden exceptuarse del arancel externo común: ahora son 150, lo que podría facilitar un entendimiento con EE.UU.

Por último, remarcó que negociar desde el Mercosur podría ser poco eficaz. “Repartir 50 productos entre los cuatro países del bloque implicaría apenas 12 por nación. En cambio, un acuerdo bilateral permitiría enfocarse en lo que más nos conviene”, argumentó.

Moreno concluyó que el desafío para Argentina no solo es externo, sino también interno. “La competitividad también depende de bajar costos, reducir burocracia y ordenar la macroeconomía. Si no se avanza en ese sentido, seguiremos compitiendo desde atrás”.

Fuente: La Nación Campo