La salida de Estados Unidos del mercado chino abre una oportunidad histórica para el cultivo en el nordeste argentino, donde el sorgo gana terreno como opción productiva.
La reciente escalada en la guerra comercial entre Estados Unidos y China generó un sismo en el mercado internacional de granos. Con la decisión del gobierno norteamericano de aplicar aranceles del 104% a productos chinos, se corta el histórico vínculo entre ambos países en el comercio de sorgo. Esta situación deja vacante un espacio clave que países del Mercosur, incluida la Argentina, podrían comenzar a ocupar.
Según el sitio especializado Bichos de Campo, el vacío que deja EE.UU., principal exportador mundial de sorgo, representa una ventana única para los países sudamericanos, entre ellos Argentina, cuyo cereal granífero empieza a mostrar señales de competitividad internacional. El nuevo escenario genera expectativas entre productores y exportadores locales, que ven en China un mercado potencial de al menos 5 millones de toneladas para el ciclo 2025/26, según estimaciones del USDA.
En este contexto, el Nordeste Argentino (NEA) podría cumplir un rol estratégico. Provincias como Chaco, Corrientes y Formosa han incrementado su superficie destinada a sorgo en los últimos años, sobre todo en esquemas productivos mixtos. El cultivo, reconocido por su resistencia a la sequía y su bajo costo, gana protagonismo como una alternativa viable para regiones con limitaciones agronómicas.
Chaco lidera la producción en la región, con importantes volúmenes tanto de sorgo granífero como forrajero. En Corrientes, el cultivo se expande en zonas como Mercedes, Paso de los Libres y Curuzú Cuatiá, donde es clave en la alimentación del ganado bovino. En Formosa, aunque en menor escala, también se consolida como opción productiva en sistemas diversificados.
El mercado internacional ya está reaccionando ante esta nueva coyuntura. En las terminales del Gran Rosario, el precio del sorgo granífero muestra una tendencia alcista, con un valor FOB oficial de 225 dólares por tonelada. A pesar del derecho de exportación del 9,5%, los precios superan la paridad, lo que evidencia el interés comercial por el cereal argentino.
Otro factor que favorece al sorgo nacional es la reciente habilitación del maíz argentino por parte de China. Si bien la medida aún debe concretarse en la práctica, una eventual exportación conjunta de maíz y sorgo hacia Asia permitiría reducir costos logísticos y hacer más competitiva la oferta argentina.
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires proyecta una cosecha de 3 millones de toneladas de sorgo para la campaña 2024/25, cifra similar a la del ciclo anterior. Si bien la mayor parte de esta producción proviene del centro-norte del país, el aporte creciente del NEA se perfila como clave ante la demanda internacional.
El desafío ahora es fortalecer la logística, mejorar la calidad del grano y establecer vínculos comerciales firmes. Si logra capitalizar esta coyuntura global, el sorgo del nordeste argentino podría dejar de ser un cultivo secundario para convertirse en una pieza clave del desarrollo agroexportador regional.
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