Desde el INTA recomendaron una serie de plantas a tener en cuenta para las abejas. Varias de ellas se encuentran en la región.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) destacó una lista de especies nativas del Nordeste argentino que resultan clave para la producción apícola. Estas flores, presentes en las provincias de Corrientes, Chaco, Formosa y Misiones, ofrecen un recurso natural fundamental para la elaboración de miel de alta calidad y con identidad regional.
Entre las especies más valoradas se encuentran la chilca (Baccharis), el espinillo (Vachellia caven), la tusca (Vachellia aroma), el viscote (Parasenegalia visco), y la tinajera (Croton lachnostachyus). Estas plantas proveen néctar y polen en distintos momentos del año, lo que permite mantener activa la producción apícola incluso fuera de las floraciones tradicionales.
La miel producida en esta región se caracteriza por su diversidad floral, su tonalidad ámbar clara a media, y un sabor suave con notas herbáceas y florales. Además, muchas de estas especies aportan propiedades antioxidantes y antibacterianas que enriquecen el perfil nutricional del producto final.
Los apicultores del NEA también aprovechan el aporte de especies como el algarrobo (Neltuma), la barba de viejo (Clematis campestris) y el diente de león (Taraxacum officinale). Aunque algunas de estas plantas no son exclusivas de la región, su adaptación al clima subtropical las convierte en aliadas estratégicas para mantener el flujo de néctar.
Según técnicos del INTA, la producción apícola en el Nordeste no solo tiene un valor ambiental, al promover la polinización y la conservación de la biodiversidad, sino también un fuerte impacto económico. En las provincias del NEA, la actividad genera ingresos para más de 3.500 familias, entre productores, cooperativas y emprendedores rurales.
Corrientes y Chaco concentran gran parte de la producción, con mieles multiflorales que son reconocidas a nivel nacional e internacional. Misiones, por su parte, aporta una miel de monte con características únicas por la influencia de la selva paranaense. En Formosa, el monte chaqueño brinda una floración variada que favorece una miel de sabor intenso.
Los expertos destacan la importancia de preservar los ambientes naturales y promover el uso de especies nativas en los sistemas productivos. El monocultivo y el uso intensivo de agroquímicos representan amenazas para las abejas, por lo que se insiste en la necesidad de fortalecer las buenas prácticas apícolas.
La miel del NEA no solo endulza las mesas del país: también representa una oportunidad de desarrollo sostenible, con potencial para exportaciones y el fortalecimiento de economías regionales. En ese camino, las flores nativas son más que un recurso natural: son aliadas invisibles que sostienen la vida y el trabajo en el campo.
Deja un comentario
Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.