La carne roja es un producto que no ve un techo en sus ventas. Sin embargo, pese a que Argentina es un baluarte histórico en este sector, no incrementa sus ventas.
En un contexto de fuerte crecimiento de la demanda internacional de carne vacuna, Argentina muestra un preocupante retroceso en sus exportaciones. Según datos oficiales, las ventas externas cayeron cerca de un 30% en el primer bimestre del año, en contraste con lo que ocurre en países competidores que aprovechan el buen momento del mercado global.
Esta caída no responde a una merma significativa en la oferta local. La faena y la producción de carne vacuna en el país apenas se redujeron un 2% durante el primer trimestre, por lo que el problema no parece estar en los volúmenes disponibles, sino en la capacidad de colocarlos en el exterior en condiciones competitivas.
Lejos de debilitarse, la demanda global de carne vacuna sigue firme. China, principal destino de las exportaciones argentinas, está pagando valores más altos que en 2024. Estados Unidos también incrementó sus compras, y Europa valida precios elevados: paga hasta 16.000 dólares por tonelada en los cortes premium de la Cuota Hilton.
Los analistas del mercado señalan que las dificultades no están fuera del país, sino dentro. Las políticas económicas internas, como ocurrió durante los gobiernos kirchneristas, están condicionando el acceso a los mercados internacionales. Aunque la gestión de Javier Milei eliminó algunas restricciones, la persistencia de un tipo de cambio rezagado frente a la inflación encarece los costos internos en dólares, y eso resta competitividad exportadora.
Mientras Argentina pierde terreno, sus principales competidores avanzan. Un informe del Rosgan revela que Brasil exportó 371.000 toneladas en el primer bimestre, un 3% más que en el mismo período de 2024, con una mejora del 10,2% en los valores promedio. Australia también tuvo un desempeño notable, con embarques por 198.500 toneladas, un 17,2% más interanual.
Uruguay y Paraguay, por su parte, también mostraron signos de crecimiento. Uruguay exportó 65.800 toneladas, un 4,5% más que en 2024, y logró una suba interanual del 20,6% en los valores promedios. Paraguay batió su propio récord al despachar 62.600 toneladas, un 21,6% más que el año anterior.
La recuperación de precios en el mercado global también es un dato clave. El informe cita a la consultora Blasina y Asociados, que estimó un valor promedio de exportación de 4.713 dólares por tonelada en lo que va del año, un 16,6% por encima del mismo período de 2024.
“El escenario internacional es firme y auspicioso”, concluye el Rosgan. Sin embargo, Argentina no logra aprovecharlo: las empresas locales pierden competitividad frente a sus pares regionales, y el país deja pasar una nueva oportunidad de consolidarse como jugador fuerte en el comercio mundial de carnes.
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