Tras meses sin precipitaciones, la llegada del agua da un respiro a los productores chaqueños, aunque muchos cultivos ya están perdidos y la ganadería enfrenta serios desafíos.
Las lluvias del fin de semana en Chaco fueron recibidas con alivio por los productores agropecuarios, pero no lograron revertir el impacto devastador de la sequía. En varias zonas de la provincia, los campos estaban secos desde diciembre, afectando cultivos y ganadería. Aunque la mejora en la disponibilidad de agua es clave para los animales, la pérdida en cultivos como maíz, soja y algodón es irreversible.
Las precipitaciones no fueron uniformes. Mientras que en Roque Sáenz Peña se registraron 190 mm y en Colonia El Ñandubay-Du Graty 110 mm, en otras regiones como Presidencia de la Plaza y Quitilipi los valores oscilaron entre 60 y 96 mm. En el norte de la provincia, la falta de agua sigue siendo un problema, y los productores alertan que las lluvias fueron insuficientes para revertir el déficit hídrico acumulado.
Dante Nichiporuk, productor de Colonia José Mármol, destacó que el sorgo logró resistir la sequía, pero ahora deben evaluar si la recuperación justifica los costos de cosecha. «El daño ya está hecho», señaló. La lluvia ayudará a almacenar humedad para la siembra de invierno y garantizar agua para los animales, pero no soluciona la pérdida económica que deja la sequía.
En la ganadería, la situación sigue siendo crítica. Marina Biscay, productora de Presidencia de la Plaza, advirtió que los esteros de su zona están secos desde 2020 y que los 90 mm caídos apenas trajeron alivio. “El invierno se presenta incierto, sin las pasturas naturales que deberían haber crecido en primavera”, explicó. Sin reservas forrajeras, muchos productores enfrentarán dificultades para alimentar su ganado en los próximos meses.
En el sudeste provincial, Juan Capozzolo recibió 28 mm y destacó que, aunque el agua ayuda a los animales, el pasto no tendrá margen suficiente para recuperarse antes del invierno. «La sequía es sinónimo de muerte», afirmó, recordando que esta combinación de falta de lluvias y temperaturas extremas no tiene antecedentes en la región.
Eduardo Trangoni, productor de los Bajos Submeridionales, señaló que la crecida del Río Bermejo podría ayudar a llenar la cuenca del norte, lo que permitiría un invierno menos severo. Sin embargo, en otras provincias afectadas, como Santiago del Estero, los productores advierten que la lluvia llegó demasiado tarde. La sequía dejó huellas profundas en el campo chaqueño y el futuro sigue siendo incierto.
Además del impacto productivo, la sequía golpeó con fuerza a las economías regionales. Con menos cosecha y menor disponibilidad de ganado, las pérdidas económicas se reflejan en el comercio y en los ingresos de miles de familias que dependen de la actividad agropecuaria. La falta de lluvias también agravó la erosión del suelo y redujo la capacidad de recuperación de los campos, lo que podría afectar las próximas campañas.
Frente a este panorama, productores y entidades agropecuarias reclaman medidas urgentes de asistencia. Entre las demandas principales se encuentran líneas de financiamiento accesibles, apoyo para la compra de forraje y la implementación de políticas de manejo del agua que permitan afrontar futuras crisis climáticas. “Necesitamos respuestas rápidas, porque la sequía no espera”, concluyó Trangoni.
Con información de La Nación
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