La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos agita el mercado internacional de granos. Productores argentinos enfrentan un escenario incierto que podría derivar en riesgos, pero también en nuevas oportunidades comerciales.
El campo argentino observa con preocupación los últimos movimientos de la política comercial estadounidense. Los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump están generando una fuerte convulsión en el mercado global de granos y plantean un panorama de incertidumbre para los productores locales. El sector atraviesa lo que muchos expertos denominan una «fase de ajuste».
Los cambios aún están en desarrollo, pero ya generan tensiones en los precios y en la dinámica de exportaciones. La volatilidad internacional, sumada a la fragilidad macroeconómica local, genera un escenario difícil de descifrar para quienes dependen del comercio agrícola. La posibilidad de una reconfiguración del mercado está latente.
Gustavo López, de la consultora Agritend, advirtió que es prematuro hacer una evaluación definitiva del impacto. “Apenas estamos viendo los primeros movimientos tras los anuncios. Necesitamos más días para tener certezas sobre cómo afectará esto a las exportaciones argentinas y los precios locales”, sostuvo.
Desde AZ-Group, el analista Jeremías Battistoni coincidió en el análisis y subrayó que por ahora no se han observado caídas drásticas en los precios internos. El productor argentino mantiene una actitud de cautela, aunque reconoce que los movimientos globales pueden impactar rápidamente.
De hecho, la imposibilidad de competir por parte de los productos estadounidenses en ciertos mercados podría beneficiar a las exportaciones argentinas de aceites, harinas y maíz. Algunos países de América Latina, como Perú y Colombia, también comenzaron a buscar nuevas fuentes de provisión tras imponer aranceles a los productos norteamericanos.
Según Eugenio Irazuegui, de la firma Zeni, si estas distorsiones se prolongan, los flujos comerciales podrían cambiar definitivamente. China, por ejemplo, podría redireccionar su demanda hacia Sudamérica, lo que fortalecería la posición de Brasil y Argentina como proveedores estratégicos. A nivel local, sin embargo, ya se evidencian bajas en los precios ofrecidos por soja disponible.
El maíz, por su parte, podría encontrar un nuevo destino en mercados como México, en caso de que ese país decida imponer aranceles a los productos estadounidenses. Esto, en principio, daría aire al maíz argentino, aunque los expertos insisten en que todo dependerá de cómo evolucionen los precios en las próximas semanas.
La reciente baja en los precios de la soja en Chicago fue significativa, aunque algunos analistas señalan que los “premios” pagados por productos de origen argentino y brasileño están en alza, lo que podría amortiguar parcialmente el golpe. El trigo y el maíz, en cambio, mostraron mayor estabilidad en las últimas jornadas.
En este escenario dinámico, los analistas coinciden en que aún no hay cambios drásticos en la conducta comercial de los productores argentinos. La mayor atención, por ahora, sigue puesta en los factores económicos internos, como el tipo de cambio y la negociación con el FMI. Sin embargo, el campo argentino se mantiene en alerta ante un contexto internacional que promete más sobresaltos.
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