El Gobierno nacional resolvió derogar, a partir del 1 de enero de 2026, la normativa que establecía un peso mínimo obligatorio para la faena de bovinos, vigente desde 2008. La decisión fue publicada este lunes en el Boletín Oficial a través de la resolución 98/2025 del Ministerio de Economía.

La medida anula la resolución 68/2007, instaurada durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, que buscaba aumentar la oferta de carne vacuna limitando la faena de animales de bajo peso. A lo largo de los años, la norma fue modificada, pero mantuvo como referencia mínima los 165 kilos para machos y, desde 2019, 140 kilos para hembras.

Según los fundamentos de la nueva resolución, la eliminación de esta exigencia apunta a consolidar un marco de “libertad económica” que permita a los productores decidir el momento óptimo de faena en función de criterios propios, como la sanidad, el mercado o la estrategia comercial.

El Gobierno sostuvo que hoy el sector ganadero cuenta con la experiencia, tecnología y capacidad técnica suficientes como para prescindir de este tipo de regulaciones. “Resulta innecesario seguir imponiendo un piso obligatorio cuando los productores ya operan con responsabilidad y eficiencia”, destaca el texto oficial.

Además, se aclaró que las sanciones ya iniciadas por incumplimientos previos seguirán su curso. La derogación no tendrá efectos retroactivos y comenzará a regir desde el primer día de 2026, sin alterar los procedimientos administrativos en curso.

El peso promedio supera el mínimo histórico

Los datos oficiales respaldan la decisión: en los primeros cinco meses de 2025, el peso promedio de faena fue de 230 kilos de res con hueso, es decir, 2,5 kilos más que en igual período de 2024. Esa faena estuvo compuesta en un 47% por hembras, lo que demuestra que, aun sin obligación, los productores no bajan los estándares.

En comparación, Uruguay mantiene pesos más elevados: el promedio para novillos es de 289 kilos y de 236 kilos para vacas, según el Instituto Nacional de Carnes (INAC). En este contexto, la eliminación del peso mínimo obligatorio en Argentina busca dar más autonomía al productor sin afectar la competitividad regional.