Una cosechadora cuesta el doble en Argentina que en Brasil o EE.UU.: alerta por la falta de competitividad

Una cosechadora cuesta el doble en Argentina que en Brasil o EE.UU.: alerta por la falta de competitividad

Un informe de CREA revela sobreprecios de hasta 163% en maquinaria usada frente a países competidores. La apertura a importaciones desata un fuerte cruce entre el Gobierno y fabricantes nacionales.

El mercado argentino de maquinaria agrícola vuelve al centro de la escena con cifras difíciles de digerir: según el último informe de CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), una cosechadora usada puede costar en Argentina más del doble que en Estados Unidos o Brasil. La revelación llega en un momento sensible, tras la reciente decisión del Gobierno de liberar las importaciones de equipos usados.

El Reporte de Actualidad Agro correspondiente a abril encendió las alarmas en el sector agroindustrial. Allí se detalla que, debido a años de restricciones a las importaciones, los precios locales de maquinaria —tanto nueva como usada— se dispararon muy por encima del promedio internacional, afectando de lleno la competitividad del campo argentino.

CREA destaca que, entre 2021 y 2024, los precios en dólares de las cosechadoras usadas aumentaron un 47%, los tractores un 46% y las sembradoras un 38%. Si bien la reciente apertura comercial trajo cierta expectativa de baja, por ahora sólo se observaron descensos marginales.

Impacto directo en el productor

El diferencial de precios resulta aún más preocupante al expresarlo en toneladas de granos. «Argentina tiene un costo de capital significativamente más elevado que la competencia: entre 50% y 163% más», detalla el informe. Esta brecha se amplifica aún más si se consideran los efectos de los derechos de exportación.

Los gráficos difundidos por CREA muestran cómo los valores han escalado en los últimos años, en contraste con la evolución más estable de países como Brasil, Australia, Canadá o Estados Unidos. La falta de previsibilidad local y los altos costos financieros explican buena parte de la diferencia.

La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores (AFAT) criticó duramente la medida del Gobierno, argumentando que puede “destruir el futuro agrícola nacional”. Desde el sector industrial temen una caída abrupta en la producción nacional si se generaliza el uso de maquinaria importada usada.

Más allá de la polémica, CREA advierte que los precios internos siguen fuera de escala, y que sin competencia real en el mercado local, la situación es insostenible. La normalización parcial del comercio exterior no alcanza: “Se necesitan reformas más profundas para revertir el atraso competitivo”, sostienen.

Los insumos también preocupan

El problema no se limita a las máquinas. El informe también denuncia un sobreprecio preocupante en los insumos clave para la producción agrícola. Por ejemplo, en promedio, un productor argentino necesita un 27% más de granos que uno brasileño o uruguayo para comprar fertilizantes.

Estos datos refuerzan una sensación generalizada de pérdida de competitividad frente a los principales países exportadores de alimentos. Aunque la estabilización macroeconómica y la apreciación del tipo de cambio traen cierto alivio, no alcanzan para revertir la tendencia.

Para CREA, sin un plan integral que contemple la reducción de retenciones, mayor competencia y señales claras hacia el productor, será difícil impulsar una nueva campaña con proyección. «Queda mucho margen para mejorar», concluye el reporte.

En este contexto, el debate por la maquinaria usada no es un detalle técnico: es una de las claves del futuro agropecuario argentino.

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